¿Más lagartijas doradas? ¿Sueños?

Se van desvelando secretos en este relato. Nombres de personas y situaciones... pero aún seguimos sin entender qué suceden con las lagartijas doradas. ¿Podremos contar con tu ayuda para desvelar el misterio?
Lee y sigue el relato con creatividad, pero sin que se pierda la trama ya iniciada.


"Eran las once de la noche. Una niebla espesa se cernía sobre el árbol gordo. Era noche cerrada y la calle estaba desierta, la glorieta también. Entre las sombras un anciano caminaba cojeando hacia su casa. Se apoyaba en su bastón. La muralla silenciosa contemplaba su caminar lento y renqueante. Tras el anciano caminaba sigilosamente un extraño hombre. Llevaba puesto un sombrero de forma que no se le podía ver el rostro. También vestía un extraño abrigo marrón que casi le llegaba hasta los tobillos. En la mano llevaba un sobre que tenía dibujado un símbolo muy extraño. Se acercó al anciano, y le entregó el sobre. A continuación desapareció, sin dejar rastro. El anciano abrió el sobre y… no había nada. Miró por todos los lados, le dio la vuelta pero nada. Miró el sobre y acto seguido lo tiró a la basura, y comenzó a caminar lentamente hacia su casa. De aquel sobre, ahora en el suelo, empezaron a salir lagartijas doradas y ratoncitos de plata. Eran los sueños de alguien que, al verse en el suelo, habían tomado cuerpo. Después, el sobre voló suspendido en el cielo dejando a su paso un rastro de tres columnas.
El anciano se quedó sorprendido y atemorizado. Siguió caminando deseando llegar a su casa. Subió despacio por la calle del registro y se acercó a la puerta. Cuando estaba llegando a la Plaza del Conde, de repente vio en la pared del Palacio el mismo símbolo que había visto dibujado en el sobre que hacia unos minutos había tirado. Y se arrepintió de haberlo abierto.
El anciano se apresuró, y casi se cae al tropezar con el bordillo. Su bastón se cayó al suelo, y él tuvo que poner cuidado para no perder del todo el equilibrio. Al agacharse torpemente a recoger su bastón una lagartija dorada pasó por encima y sorprendentemente el bastón llegó a su mano y la lagartija desapareció de nuevo. No supo que pensar. No entendía nada de lo que sucedía. Pero algo le decía que debía darse prisa en llegar al portal y entrar en su vivienda.
Abrió la puerta del portal sin encender la luz, para observar si le seguía alguien, pero cuando fue a adentrarse en la sombra escuchó un ruido. Se quedó quieto escuchando. Al mismo tiempo observaba la calle y no encontraba nada sospechoso, pero su corazón palpitaba muy deprisa. Estaba a punto de marearse. Fijó su vista en las escaleras del portal y pudo observar como una pequeña lágrima de oro con diamantes incrustados caía sonoramente hasta terminar en los pies del anciano hombre. Él asustado pero a la vez intrigado estiró su mano todo lo que pudo para poderla alcanzar; pero fue imposible, sus debilitadas piernas cedieron y el hombre cayó desvanecido en el suelo mientras su bastón de madera chocó contra el suelo provocando un gran estruendo.

Un matrimonio que paseaba por la calle escuchó el ruido, se acercaron corriendo hacia el anciano. Intentaron levantarlo pero al agarrarlo por los brazos, del bolsillo de su chaqueta cayó una foto en blanco y negro de una chica muy guapa y con un gran parecido a la mujer que lo estaba levantando. Ella rápidamente cogió la foto y dijo: Cariño, esta mujer es mi madre ¿Qué hace aquí? Yo no conozco a este hombre.Su marido la tranquilizó y le dijo. Ayudémosle a subir a su casa y a lo mejor después nos lo puede explicar él mismo cuando se encuentre mejor. El anciano pareció recuperarse un poco y les dio las gracias dejándose ayudar para entrar en su casa. Allí llamó a su criada que les preparó un café caliente. Mientras escuchaba las preguntas que el matrimonio le hacía.
¿Cómo se encuentra? ¿Cómo se llama buen hombre? Preguntó la mujer, que se llamaba Marga.

De pronto el hombre se la queda mirando, hipnotizado.
Pero si eres tú. Te llevo esperando hace, hece ... ¿Eres tu Marga? Rápidamente llamó a su criada y le dijo mientras que por sus arrugados ojos caía una pequeña lágrima: - Por favor tráeme la foto en la que sale Belinda creo que esto va a solucionar muchas cosas. Y después de decir estas palabras tomó un pequeño sorbo de café mientras cogía la mano de la chica.
Que alegría poder volver a verte no te imaginas la ilusión que me hace estar contigo. Has cambiado tanto, estas guapísima. Ha pasado demasiado tiempo, 30 años ni más ni menos. Me he perdido muchas cosas de ti. Y qué tal tu madre, esta bien verdad.
Marga no pudo contestar se quedo pensando no entendía nada de lo que ese anciano le estaba contando.Después de un minuto de silencio Marga abrió la boca.
Si esta muy bien, pero... porque me preguntas esto. No entiendo nada, que tienes que ver tú conmigo. Marga soy tu padre. Contestó el anciano
Eso es imposible mi padre murió cuando yo tenía 3 años ni siquiera me acuerdo de el. Y porque me iban a haber ocultado algo tan importante.
Querida me parece que tenemos mucho de que hablar siéntate y te lo explicaré todo. Pero no le dio tiempo a hablar, su criada apareció con la foto de Belinda la madre de Marga. La cogió y se la mostró a Marga y a su marido Pablo. -Mira es de tu madre y yo cuando éramos novios, casi siempre la llevo encima. Dijo el anciano Juan. -Que bonita, si no hay duda de que es mi madre.
Pero no lo entiendo porque me lo ha ocultado mi madre. Dijo Marga mientras sus pupilas se humedecían.-Os he causado mucho daño, yo abandoné a tu madre cuando eras muy pequeña. Nunca he tenido ocasión de explicarle el porque, se cambió de casa y de teléfono. Estuve un año buscándola. Pero al final comprendí que ya no podía hacer nada, para arreglar todo el daño que le había causado.-Pero si tanto la querías porque te fuiste así sin más. Dijo Marga.
Me gustaría hablar con tu madre y contigo a solas sin interrupciones, por favor prométeme que hablarás con ella. Suplicó Juan.
-Veré lo que puedo hacer, me alegro de haberte conocido papá. Dijo Marga en un mar de lágrimas.
Le dio un beso a Juan y se marchó.
A los pocos minutos de irse Juan cenó y se acostó no podía dormir y se levanto a tomar un vaso de agua.De repente pego un sobresalto su criada estaba inconsciente, y toda la cocina estaba llena de lagartijas doradas.
Juan sin saber que hacer llamó a una ambulancia mientras notaba una pequeña opresión en el pecho. Las lagartijas corrían de un lado para otro con el fin de llevarle un mensaje. Pero volvió a fijar la atención en su criada seguía desvanecida en el suelo y fijándose bien guardaba algo en su mano. Era una nota de Belinda que decía: Todo lo que me hiciste nunca te lo perdonaré. En cada una de estas lagartijas te envió uno de los sueños que contigo quería cumplir. Aquellos que podrían haber sido realizados si no hubieras abandonado a Fede. Era mi hijo y tú eras su padre.
Después de ver esto los médicos ya habían llegado y estaban atendiendo a su criada mientras él se fue silenciosamente. Pero recordó que aquel sobre que alguien le había dedo la noche anterior también contenía lagartijas y aquel hombre que se lo dio podría ser su hijo a sí que se dirigió hacía el árbol gordo para poder saber él porqué de todo.