Relatos finalistas: El secuestro de Linda

¡Hola chicos! a ver, que os puedo contar yo, es que… Unos compañeros y yo tenemos que hacer un relato para lengua, pero como a mí no se me ocurre nada os contaré una historia de verdad...
Hace un par de años cuando yo estaba en quinto, me fui a la playa, a Matalascañas, íbamos mi madre, mi padre y mi perrita Linda. Antes era todo mucho mejor porque mis padres eran ricos, de tal manera que ya os imaginaréis como era la casa, que habíamos alquilado. Impresionante, no faltaba detalle, tenía hasta campo de tenis.Una noche salimos a dar una vuelta, paramos a cenar en un restaurante de lujo, pero claro Linda no podía pasar. Así que volvimos a casa a dejarla. Cenamos muy bien, luego estuvimos tomando algo y a las doce nos fuimos a casa. Cuál sería nuestra sorpresa que al llegar estaba la puerta abierta, todo revuelto y Linda había desaparecido.A la mañana siguiente nos llegó una carta que decía:Si queréis volver a ver a vuestra perra tendréis que ir a Cádiz y depositar un sobre con 100.000 euros en la dirección: calle Sorpresa, número 2. Cuando compruebe que habéis depositado todo el dinero me podré en contacto con vosotros.

Yo me puse a llorar. Le tenía mucho aprecio a Linda, y presentía que no iba a volver a verla. –No llores hija, seguro que al final no pasa nada. Me intento consolar mi madre. –Y si pasa ¿Qué? Además, es mucho dinero. –Pero por eso no te preocupes, tenemos suficiente. –Y si nos piden más, y si nos tienen amenazados para siempre. –Hija eso no va a pasar te lo prometo. - Vamos haz la maleta, debemos ir a Cádiz. Lo primero que hizo mi padre fue llamar a la policía para, mantenerlos alerta. Según lo que escuché mandaron un par de policías de incógnito. Cuando llegamos a la calle, me quedé asombrada era chulísima y estaba llena de tiendas. Acto seguido mi padre se acercó al portal y dejó el sobre. Justo antes de marcharnos, sonó un disparo: un policía muerto. Es imposible iban disfrazados de turistas, como habrán podido reconocerlos. El otro policía echo a correr detrás de un hombre vestido de negro, que abrió el portal cogió el sobre y antes de que pudiera cerrar se oyó un ladrido.
Yo reconocí rápidamente el ladrido de Linda. Eché a correr hacia el portal, cogí a Linda pero algo me impidió echar a correr era el secuestrador me apuntó con la pistola. Me tapó la boca y me metió dentro del edificio, subimos unas escaleras empinadas y oscuras que llegaban a una habitación tenebrosa, el secuestrador encendió la luz, y pude observar que el cuarto estaba lleno de cucarachas y cadáveres.
Pegué un grito y de pronto se abría la puerta. Era el policía que había venido a salvarme pero el secuestrador le disparó. Entonces yo le mordí la mano, me soltó y Linda le mordió el pantalón. Cogí a Linda en brazos rápidamente y baje las escaleras, cuando bajo el secuestrador, cinco policías le arrestaron, y lo metieron en la cárcel, y volvimos a Londres nuestra querida ciudad. En unos meses mis padres me regalaron otro perro de la misma raza que Linda y en un año tuvieron seis cachorros.