ATENCIÓN: Relatos cortos: lagartijas doradas y conjuro del reloj

Por el momento, vamos a dejar los relatos de las lagartijas doradas y el conjuro del reloj.

Revisaremos lo que hemos hecho en clase, antes de continuarlos en el blog.

Os invito a que utilicéis la imaginación para continuar la tercera historia que hemos empezado. Aquí os cuelgo el texto tal y como está en este momento. Ánimo con ello:

Sólo recuerdo el aeropuerto, había mucho jaleo. Miles de personas iban y venían, y yo me sentía perdida en medio de esa multitud. No sabía donde estaba, no reconocía las caras, no comprendía lo que la gente hablaba.
Los rasgos de las personas eran muy diferentes a los míos. Tenían un color cobrizo de piel, sus vestimentas eran de muchos colores, y se movían despacio. En medio de todo ese jaleo, se acercó a mí una persona occidental como yo, y me habló en otra lengua que tampoco comprendí. Su cara era amable, su tono de voz sereno pero yo me sentía tan confusa que no confíe fácilmente en él. Se marchó y regresó acompañado de...

Una mujer de piel blanca, alta, rubia y con una cálida sonrisa en los labios. Parecía amable. Me sorprendió cuando se presentó en español, pues parecía del norte de Europa. La saludé cordialmente y ella respondió guiñándome uno de sus profundos ojos de color verde oliváceo. Conversando con más calma me dijo su nombre, Kathy. El hombre occidental parecía ser su amigo, ésto me calmó un poco. Kathy me contó que ella sería mi traductora durante la visita.-Perdona, Ana, no os he presentado,éste es tu guía, se llama Nando.-Encantada de haberte conocido, respondí.
-Si no te importa, podríamos empezar ya la visita- Dijo Ana.-Esta bien. Pero antes te llevaré al hotel, pareces cansada.- Ana asintió con la cabeza. Pidieron un taxi y salieron del aeropuerto.A Ana le encanto el bello paisaje de la ciudad. Y por fin llegaron al hotel. Le encantó, era gigantesco y precioso. Bajaron del taxi y entraron al hotel. Por dentro le pareció aun más impresionante. Y en el hotel se encontró con otro niño de su ciudad.
Ana lo miró de lejos, ya que era muy tímida y le daba vergüenza acercarse para saludarle. Él era rubio de ojos azules, alto y delgado. El chico paso al lado de Ana y la saludó diciéndole -Hola Ana- Y sin esperar respuesta siguió su camino. Ana se quedó dos minutos en blanco y dijo -Hola Manuel -Ana siqueme tu habitación esta hay, mira ven-
-Ya voy. Respondió Ana.Caminamos por un pasillo inmenso. Lleno de colores vivos y luces muy brillantes. Llegamos a un ascensor viejo aunque grande y acogedor, en el que podían entrar unas 10 personas. La puerta del ascensor se abrió y aparecimos en otro pasillo igual de grande pero más apagado, caminamos por una vieja alfombra roja. Hasta llegar a mi habitación. Era enorme tenía un cuarto muy alegre con dos camas una mesa de estudio y, unos armarios empotrados.El baño parecía mas bien un spa, y por último el salón con una televisión de plasta de 40 pulgadas.Dos sofás amplios y muy modernos. También tenía un sillón de masajes y una glamurosa lámpara.
Ya era de noche. Asi que me duche y me prepare para ir a cenar. Volví a bajar por el ascensor hasta que llegué a recepción. Y le pregunte al recepcionista: -oiga por favor, me podría indicar donde esta el comedor--como no, señorita -
Siguiendo este pasillo a la derecha.Llegué a un comedor muy bonito con unas lámparas enormes y unas mesas con manteles y cubiertos elegantes.Me senté en una mesa para dos personas y me trajeron un filete con patatas fritas, que estaba muy rico. Cuando acabé subí a la habitación a dormir un rato porque estaba muy cansada.A la mañana siguiente me desperté porque llamaron a la puerta era muy temprano, pero me incorporé y abrí.
Gire a la derecha y luego siga todo recto por ese pasillo, enseguida lo encontrará, no tiene pérdida. Muchas gracias, señor. Y así, me dirigí al comedor, me disponía a cenar, pues había pasado varias horas de viaje en el avión. La comida estaba muy buena, aunque no estaba muy familiarizada con aquellos alimentos.
Veía a gente sentada en el suelo.-¡ Qué guarrería! Gritó
-¿Pero bueno señorita! que le ocurre? dijo el camarero
Entonces la soñorita le digo que estaba al final del pasillo a la derecha.Entonces entro al comedor y se sento en una mesa y el camarero le dijo:¿Que quiere usted?Quiero un filete de ternera con patatas y de postre quiero un flan de huevo.
El lugar en el que estaba todo era extraño pero lo que verdaderamente era diferente era su mochila pues tenía un dibujo y un colorido muy diferente.En su interor todo había cambiado pues una nota extraña ocultaba algo
Era Ana, la traductora, me comentó que ibamos a salir a conocer el lugar.Le pregunté que si sabía porque estaba aqui, y me contesto que no, que a ella, le habían pagado para orientarle, pero que no sabía para quien trabajaba.